La semana pasada tuve la necesidad de hacer un viaje relámpago a la Ciudad de Puebla, en México. La Capital de Puebla es conocida como Puebla de los Angeles, por que según cuenta una leyenda fue trazada por ángeles. Volver a Puebla fue un tanto extraño para mi pues es donde pasé gran parte de mi infancia temprana y, aunque fue hace ya mucho tiempo, al regresar al lugar de inmediato comenzó a surgir en mi cabeza una serie de recuerdos de aquellos días cuando asistía al Kinder y a clases de Tae Kwon Do por las tardes, aquellos días soleados llenos de juegos y buenos recuerdos. A pesar de haber vivido ahí una infancia feliz, ahora Puebla es un lugar de mi completo desagrado por varias razones, entre ellas su gente y su acento, su actitud y su eterno afán de querer siempre ser como el DF sin lograr acercarse si quiera un poco, sin mencionar el absoluto sentimiento de desagrado que sienten todos los Poblanos por los Defeños, al igual que la mayoría de los Provincianos en México.
De cualquier manera, sentí la necesidad de documentar ese viaje como lo hago con todos mis viajes, así que he aquí el resultado de dicha documentación, hecha por cierto con mi Nikon D80 (y un objetivo 18-70mm) que hace mucho no usaba y que estoy muy contenta de haber retomado de tal abandono provocado por mi Nikon D700.
De cualquier manera, sentí la necesidad de documentar ese viaje como lo hago con todos mis viajes, así que he aquí el resultado de dicha documentación, hecha por cierto con mi Nikon D80 (y un objetivo 18-70mm) que hace mucho no usaba y que estoy muy contenta de haber retomado de tal abandono provocado por mi Nikon D700.